Carmen Máiquez, el placer de acolchar obras de patchwork

Cuando preguntamos a Carmen Máiquez como y porque se inició en esta profesión de acolchar las laboras de patchwork que le traen sus clientas, nos explica que en el año 98 empezó a interesarse por el punto de cruz, animada por una amiga. Ya habiéndose introducido en el mundo de las labores como hobby, decidió probar con el patchwork, que también le gustó.

“Empecé con mucha afición y en poco tiempo necesitaba aprender nuevas técnicas” afirma. Este interés la llevó a apuntarse a varios talleres porque de cada uno de ellos aprendió. En el último, El club de la Aguja, fue donde aprendió a acolchar y con el tiempo, María José Conde, propietaria y profesora del mismo, empezó a pasarle algunas piezas con el encargo de que las acolchara. “Cada día tenía más trabajo así que la propia María José me recomendó comprar una máquina profesional alentándome a que me dedicara a ello plenamente. En un principio me pareció una inversión muy importante y más, sin tener idea de cómo estaba el mercado y sin previo estudio del mismo. Lo consulté con mi marido y él si que lo vio claro desde un primer momento, así que decidimos comprar la mencionada máquina. Posteriormente conocí a Pepa Pellicer que me dio algunos trabajos suyos para acolchar y me alentó a que fuera a Estados Unidos para hacer un curso de acolchado a máquina. De nuevo mi marido me empujó a seguir adelante. Mª José, Pepa y Juan, mi marido, me han ayudado y animado a emprender un negocio-hobby. En la actualidad Juan y yo tenemos dos máquinas y él ha vendido su negocio para incorporarse a los acolchados. Es un trabajo agradecido; mejora los quilts de nuestras clientas y es un constante diseño. Para mi el acolchado es como los tops para mis clientas”.

Carmen y su marido trabajan indistintamente para talleres, tiendas, profesoras y particulares aunque nos matiza que “la mayoría son tiendas y talleres. Para ellos es importante que los aficionados al patchwork terminen su labor para así poder empezar otra de nueva. También las profesoras que están siempre en constante aprendizaje de nuevas técnicas e imparten clases, no tienen tiempo de acolchar sus tops, así que tenemos un número importante de ellas y por último, los particulares que acumulan tops, por salud o simplemente porque no les gusta acolchar, nos envían su trabajo”.

Preguntamos a nuestra entrevistada cual es el proceso de trabajo que se sigue en este taller. ”Los clientes nos envían el top, la boata y la trasera y nosotros estudiamos qué dibujos realizamos en su quilt. Cada trabajo es único. Tenemos en cuenta el estampado y color de las telas y, por descontado, el diseño del top así, como el hilo, respetando el gusto del cliente. Por ejemplo: más o menos acolchado, que resalte o no o el color del hilo… el quilt se entrega acabado con o sin ribete; depende de lo que precise o guste al cliente”.


En este taller se hacen trabajos de todas las medidas y técnicas, pero últimamente les llegan muchas colchas de matrimonio. También samplers o muestrarios, tapices, colchas de bebé, juveniles, clásicos y modernos.
Cuando le preguntamos si la práctica del patchwork está creciendo en nuestro país, no duda en contestarnos que “Sí claro!. En realidad solo hace dos años que trabajamos para toda España; y es un sector que está en plena expansión. En el año 2000 los americanos celebraron el Festival del patchwork europeo en Barcelona; eso dio lugar a un cambio importante dentro del sector. El Festival de Sitges como Feria Nacional contribuye a dar a conocer el patchwork y a captar nuevas aficionadas. Por otro lado la creatividad personal y las combinaciones de telas y colores nos entusiasman a todas. Cada día hay más gente dedicada a esta labor aunque el acolchado, por su dificultad, tanto si es realizada a mano como a máquina, hace que haya más demanda de este servicio”
Manifiesta nuestra entrevistada que a la mayoría de los aficionadas les encanta combinar telas, colores y unir los pequeños trozos para dar forma a un quilt pensado y realizado por ellas mismas, pero cuando está acabado hay que unir las tres piezas (top – boata – trasera) y acolcharlo a mano o a máquina; este trabajo se hace pesado para algunas y acaban llevando su labor a acolchar.

Y es al finalizar nuestra entrevista cuando nos manifiesta que “me encanta mi trabajo y cada día aprendo un poco más y espero que esto se note en los Quilts. Mi marido y mis hijas me apoyan en todo y eso ayuda muchísimo” He aquí el ejemplo de una mujer que ha convertido su trabajo en un verdadero placer del que le gusta disfrutar.